OTRO MUNDO ES POSIBLE SI... LOS PADRES Y MADRES SE COMPROMETEN CON LA EDUCACIÓN PARA EL DESARROLLO.
En el proceso de la Educación para el Desarrollo, los padres y madres son TRANSMISORES conscientes e inconscientes de valores y actitudes. Muchas veces no nos damos cuenta del impacto que puede tener en un niño o niña, un gesto cotidiano, una opinión, una actitud frente a un problema, etc. Pero en realidad, todo lo que yo pienso, lo transmito, ya sea positivo o negativo
Si yo tengo o muestro una actitud positiva hacia la protección del medio ambiente, la transmito y la pongo en práctica día a día, mi hijo o hija considerará esa actitud como correcta y la asimilará.
De la misma manera, si yo considero que un conflicto supone violencia y lo resuelvo así, transmito que la resolución de conflictos se hace por la violencia y, por lo tanto, mi hijo o hija considerará esa actitud como correcta y la asimilará.
Transmitimos todo:
- Nuestra visión del mundo.
- Nuestra prosición frente a ciertos problemas.
- Nuestra opinión sobre los extranjeros, el medio ambiente, la violencia, las guerras, etc.
- Nuestra forma de actuar.
Por lo tanto, por nuestra actitud ante el mundo, como padres, se define en gran parte la actitud de nuestros hijos e hijas.
Las actitudes y valores que adquirimos en casa repercuten en la sociedad, en el mundo, tanto en el presente, como en el futuro.
Como padres y madres tenemos un papel que transciende las fronteras de nuestra familia. Con nuestra educación podemos hacer que el mundo sea mejor, o no, somos actores del cambio cuando promovemos valores y actitudes de cooperación, solidaridad y desarrollo.
¡Educar en valores no significa ser perfectos!
Si nos ponemos a pensar que a través de todas nuestras actitudes estamos transmitiendo valores puede que nos asustemos un poco, porque supone pararse a pensar ante cada gesto.
Como padres y madres muchas veces nos equivocamos o perdemos el control. Esto no significa que ese "error" ya no se pueda remediar. Si luego se le explica al niño o niña que no hemos reaccionado bien, que no ha sido la mejor manera de solucionar el conflicto, estamos transmitiendo un valor fundamental: la importancia de corregir errores y de admitir las equivocaciones.
Por lo tanto, en nuestras manos está la posibilidad de un mundo mejor, en el presente y en el futuro, con nuestros hijos e hijas. Es una responsabilidad importante, pero los padres y madres no están solos en este proceso, la Comunidad Educativa también debe comprometerse con este cambio creando así una gran red de apoyo que nos permita fortalecernos como educadores de nuestros hijos e hijas y brindarles a ellos la posibilidad real de desarrollarse en un mundo mejor.
¡Vamos a
trabajar juntos
para que esto
sea posible!
